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Nubes sobre el Mar

Nubes sobre el Mar
Cuadro pintado por mi hija pequeña

miércoles, 8 de enero de 2014

Quien tiene boca se equivoca.

Y quien habla de más, más todavía. El otro día en la peluquería me tocó escuchar a mi pesar a la clásica señora bien que se dedica a contarle sus cuitas a las empleadas, las cuales, pobrecillas, no tienen más remedio que seguirle la corriente porque para eso las pagan. Estuvo casi una hora despotricando contra un centro comercial por un error que había cometido con la talla de una chaqueta Versace, por supuesto, que se había comprado. Por suerte las palabras no matan o estaría el establecimiento ya lleno de cadáveres. Parece mentira como hay gente a la que le gusta tanto llamar la atención a cualquier coste.

Ni el tema daba para tanto ni los demás teníamos el menor interés en ello. En el fondo es triste que alguien tenga que utilizar las peluquerías para desahogarse de quién sabe qué frustraciones personales. Pero lo que está claro es que la mejor manera de no meter la pata es hablar lo menos posible, y sobretodo procurar no hablar cuando estás disgustado, que es cuando surgen todos los pensamientos que no quisieras tener y menos sacar a la luz. Claro está que callarse demasiado puede hacerte enfermar incluso, pero como dice otro refrán, uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. Gran frase.

13 comentarios:

  1. Muy buenos días Susana

    en primer lugar, feliz año. La visita de las hijas y las fechas maravillosamente caóticas me han apartado de los blogs, pero sólo temporalmente.

    Es cierto que las peluquerías han sido siempre en España consultas psicológicas. Pero es que somos muy "país de porteras" dicho con todo el respeto como expresión que nos define. ¡¡¡¡¡ Lo que nos gusta "darle a la sin hueso" y saber de la vida de los demás !!!!!!!!!

    Lo que habría que aprender es qué decir y el momento de decirlo. Es la diferencia. Y contar hasta 1000 si hiciera falta antes de abrir la boca. Pero no es fácil, he sido una gran bocazas y no estoy del todo curada ;)

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    1. No me parece mal charlar un poco en la peluquería pero es que esta mujer estaba volviéndonos locos a todos. Incluso después de pagar se quedó en la puerta un rato hablando. Un beso.

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  2. Es cierto que es una pesadez aguantar a ciertas cotorras, pero como bien apuntas, igual es que no tienen a nadie más que las escuche.
    Un abrazo
    A

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    1. Me imagino que en su casa huyen cuando la ven llegar.:) Un beso.

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  3. Probablemente esa señora se sienta sola y no tenga a quien contarle sus cuitas, aunque se trate de tonterías. Detrás de las "tonterías" siempre hay problemas de gran calado. La mirada compasiva lo cambia todo. Feliz Año, Susana.

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    1. No me hubiera molestado tanto si no fuera porque estaba criticando a gente que no podía defenderse. Un beso.

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  4. Feliz año Susana, es que las peluquerías viene siendo el diván del psicólogo en esta España nuestra, y ya sabes que no nos gusta hablar, ni nada, y de los demás más que de nosotros mismos.
    Besinos

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    1. Para colmo también estuvo un rato hablando por teléfono a voces. Un beso.

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    2. uff eso sí que no puedo con ello, la gente que se pone a hablar por teléfono en un sitio cerrado y a voces, eso me supera.
      Besinos

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  5. ¡Ay, cómo quiero yo ejercer más esa propiedad de mis silencios! Pero este año estreno sensatez...

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  6. Las peluquerías siempre me han parecido desagradables por eso.
    Besazo

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    1. Escuchar conversaciones ajenas es muy molesto. Un beso.

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Espero vuestras opiniones siempre que vengan con educación y respeto.