En otros países con menos complejos que en el nuestro alertan sobre los peligros de que gobiernen los extremistas
LA derecha española es tan exquisita que ahora le ha
dado, a parte de ella, por recriminar a Mariano Rajoy su discurso de
alerta contra la alianza de izquierdas que podría llegar al Gobierno
tras las elecciones generales. Y la recriminación llega justamente en
los mismos días en que los griegos sufren el corralito, hacen colas en
los bancos para sacar un máximo de 60 euros y ven cómo se hunde con
estrépito su país. Tras seis meses de gobierno del partido hermano de
Podemos, precisamente del partido que, según algunas encuestas, podría
llegar a La Moncloa tras las generales en alianza con el PSOE. Y cuyo
líder asegura que aplicará las mismas políticas que los autores del
corralito griego, mientras que el otro socio, Sánchez, clama contra el
«austericidio» que dice ha aplicado Rajoy.
¿Que no hay que tener miedo a que el Syriza español y los
socialistas del «austericidio» lleguen al Gobierno? No lo tendrán los
exquisitos, o los insensatos, pero algunos tenemos miedo, y mucho. Miedo
de que esa recuperación económica lograda por el Gobierno de Rajoy se
vaya al garete. Miedo de que volvamos a los tiempos de la recesión desde
este presente del país que más va a crecer este año entre las economías
avanzadas. Miedo de que los inversores extranjeros, y nacionales, huyan
despavoridos como ya lo están haciendo en las ciudades donde gobiernan
los radicales. Miedo de que las libertades democráticas sufran un
retroceso con quienes llaman democracia al autoritarismo chavista y
piensan que es una «tragedia» que haya asesinos etarras en las cárceles.
Miedo a la intolerancia de quienes quieren cambiar las calles de uno de
los bandos de la guerra civil, pero celebran las calles de los
comunistas.
Lo sensato, además de lo inteligente, es tener miedo. Y
lo democrático, si pensamos en uno de los dos socios que podrían llegar a
La Moncloa, en el comunista. En otros países dirían que es lo
responsable, y lo dirían a la izquierda y a la derecha. De hecho, es lo
que hacen cada vez que se produce el crecimiento electoral de un partido
extremista, al menos si el partido extremista en cuestión lo es de
extrema derecha. Miedo es lo que difundieron los grandes partidos del
centro- izquierda y el centro-derecha francés cuando vieron la
posibilidad de una presidencia de la extrema derecha. Y, ciertamente,
nadie se avergonzó del discurso del miedo. O de la sensatez, o de la
inteligencia, o del progreso, o de la defensa de la democracia. Todo lo
contrario, presumieron de discurso del miedo, y, por supuesto, con el
aplauso del socialismo español.
Que cada uno lo llame como quiera, pero en otros países
con menos complejos que en el nuestro alertan sobre los peligros de que
gobiernen los extremistas. Y, además, asumen la posibilidad de que la
amenaza se convierta en realidad. Leen las encuestas y hacen historia.
Resulta que los desastres políticos pueden ocurrir, no hay más que
recordar a Zapatero, o ver a Manuela Carmena y Ada Colau. No siempre hay
una mano salvadora que sustituye la pasividad de los exquisitos. Más
que nada porque hay un amplio sector ciudadano revanchista y extremista
que está dispuesto a movilizarse para llevar a un comunista a La
Moncloa, o, si ello no es posible, para darle la llave de la
gobernabilidad. Mientras la derecha exquisita dice que está muy feo
hablar de miedo.
http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20150714&idn=1621517069903