Se dice cuando dos personas discuten y empiezan a decirse todos los reproches que tenían acumulados, o incluso se tiran cosas. Es algo que yo intento evitar por todos los medios. Me gusta la paz, soy una persona tranquila y cuesta bastante hacerme perder los nervios. Eso sí, cuando los pierdo puedo ser muy enfática. Dicen mis hijos que cambio mucho al enfadarme. Será porque aprovecho para soltar todo lo que tengo dentro. Pero uno de los lemas de mi vida es que: quien pierde los nervios pierde la razón. Así que procuro predicar con el ejemplo. De jovencita era más de tener arranques, pero algo he aprendido en este tiempo.
Lo que se dice en un momento de ofuscación generalmente te hace sentir a ti peor que al otro. Todo se magnifica y se saca de contexto. Por eso pienso que la educación es algo esencial para la convivencia entre personas. Cuando se pierden los papeles no se sabe cómo se puede acabar. También suelo decirles a mis hijos que: tú eres libre de pensar lo que quieras pero no de decirlo. Hay cosas que no se deben decir ni en un mal momento. Porque son frases que hieren profundamente a la otra persona y cuyas consecuencias a la larga pueden ser peores que el mal que pretenden evitar. El lenguaje tiene mucho poder y hay que saber usarlo.
Se trata de un intento de volver a empezar en el mundo de los blogs. Pretende ser de nuevo un diario personal donde volcar reflexiones y compartir experiencias.
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Nubes sobre el Mar
Cuadro pintado por mi hija pequeña
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lunes, 17 de agosto de 2015
jueves, 30 de julio de 2015
Tener muchos humos
Hay gente que va por la vida con una cara de pocos amigos que espanta. Yo tengo pocos amigos de hecho pero procuro andar relajada y sonriente. Voy mucho al supermercado y allí es habitual cruzarse con mujeres, especialmente, que parece que les deben y no les pagan. Las hay que no las he visto nunca sonreír. Tengo una vecina con dos hijos preciosos que va siempre con cara de amargada y una señora que llevaba a tres niños al colegio, también con esa misma expresión. Qué hará falta para que aprendan a ser felices. Tal vez que pierdan lo que tienen. Es triste pero algunos sólo valoran lo que les falta. Quizá porque piensan que siempre merecen más.
La soberbia es un pecado muy español. Las señoras sudamericanas que trabajan en la limpieza de las casas suelen ser gente encantadora. También los que están en los comercios. En cambio los españoles parece que te hacen un favor por atenderte. Muchos humos. Así no se va a ninguna parte. Hay un bar donde tomo a veces café cuya dueña parece que se cree la difunta duquesa de Alba. Se te quitan las ganas de ir allí. Si no les gusta su trabajo más vale que lo dejen pero los demás no tenemos la culpa. Con lo poco que cuesta ser un poco amable y educado. Son las cosas pequeñas que marcan la diferencia. De ese modo el mundo iría mucho mejor.
La soberbia es un pecado muy español. Las señoras sudamericanas que trabajan en la limpieza de las casas suelen ser gente encantadora. También los que están en los comercios. En cambio los españoles parece que te hacen un favor por atenderte. Muchos humos. Así no se va a ninguna parte. Hay un bar donde tomo a veces café cuya dueña parece que se cree la difunta duquesa de Alba. Se te quitan las ganas de ir allí. Si no les gusta su trabajo más vale que lo dejen pero los demás no tenemos la culpa. Con lo poco que cuesta ser un poco amable y educado. Son las cosas pequeñas que marcan la diferencia. De ese modo el mundo iría mucho mejor.
martes, 16 de junio de 2015
Al fin y a la postre
Significa en conclusión. El mal existe por mucho que algunos no quieran verlo. Se busca excusas como la del chico que "oía voces" para atacar a sus profesores, y por eso salió de casa armado. Yo también oigo voces que me dicen que no friegue la cocina pero no les hago caso. Hay personas que son malas, aunque sólo tengan trece años. Yo he conocido unos cuantos. Simplemente, carecen de la pantalla protectora de la educación que hace que no nos comportemos como animales. Pero en el fondo seguimos teniendo el mismo instinto de comer y no ser comidos. Al fin y a la postre nosotros seguimos siendo animales.
Hay personas que ponen sus intereses por encima de todo lo demás, gente a la que le ciega la avaricia, la soberbia, el rencor o la envidia, y no ven nada más. Cuando esas fijaciones no se tratan pueden desencadenar cualquier desgracia. También hay quien actúa así pero pasa por una persona normal, y sólo al conocerla mejor te das cuenta de sus verdaderas intenciones. Lo peor del asunto es que cuando uno de estos se sale con la suya, siempre hay un inocente que es perjudicado. Pero la sociedad actual no sólo no señala estas conductas, sino que incluso las favorece. Haz lo que quieras, disfruta de la vida, son consignas que incitan a hacer el mal.
Hay personas que ponen sus intereses por encima de todo lo demás, gente a la que le ciega la avaricia, la soberbia, el rencor o la envidia, y no ven nada más. Cuando esas fijaciones no se tratan pueden desencadenar cualquier desgracia. También hay quien actúa así pero pasa por una persona normal, y sólo al conocerla mejor te das cuenta de sus verdaderas intenciones. Lo peor del asunto es que cuando uno de estos se sale con la suya, siempre hay un inocente que es perjudicado. Pero la sociedad actual no sólo no señala estas conductas, sino que incluso las favorece. Haz lo que quieras, disfruta de la vida, son consignas que incitan a hacer el mal.
viernes, 22 de mayo de 2015
Vivir del aire
No tener oficio ni beneficio. El gran problema de España en mi opinión no es el paro o la corrupción, sino la generación perdida de los ninis. Tenemos miles de jóvenes que se han quedado en las orillas del sistema educativo y no tienen siquiera los estudios básicos con su diploma correspondiente. Aunque todavía existe un gran remanente de profesionales como médicos, abogados o ingenieros procedentes del boom generacional de los años sesenta, llegará el momento en que no se podrá hacer el relevo profesional porque no habrá gente cualificada. Incluso los que salen de la universidad ya no están tan bien preparados como nuestra generación.
Lo malo es que tampoco tenemos técnicos intermedios. Cuando yo era pequeña, aquel que no quería estudiar entraba de aprendiz en un oficio o estudiaba formación profesional y era muy valorado. Con esa obsesión de los españoles de que todo el mundo tiene que ser universitario lo que hemos conseguido es el mayor fracaso escolar de Europa. Y reciclar a todos esos jóvenes ya adultos cuesta mucho más que haberlos preparado en su momento. La gran reforma que hay que implantar cuanto antes es la educativa. Para asegurarse de que todos los niños en España tengan asegurada al menos una buena formación básica que les permita el acceso a una profesión.
Lo malo es que tampoco tenemos técnicos intermedios. Cuando yo era pequeña, aquel que no quería estudiar entraba de aprendiz en un oficio o estudiaba formación profesional y era muy valorado. Con esa obsesión de los españoles de que todo el mundo tiene que ser universitario lo que hemos conseguido es el mayor fracaso escolar de Europa. Y reciclar a todos esos jóvenes ya adultos cuesta mucho más que haberlos preparado en su momento. La gran reforma que hay que implantar cuanto antes es la educativa. Para asegurarse de que todos los niños en España tengan asegurada al menos una buena formación básica que les permita el acceso a una profesión.
lunes, 11 de mayo de 2015
Lo barato sale caro
Es una de las consignas de mi vida. Tanto en un sentido literal como figurado. Yo no soy partidaria de las marcas blancas porque pienso que, si es más barato por algo será y la salud es esencial. Eso se nota mucho en los turrones, por ejemplo, que sustituyen las almendras por azúcar. Prefiero comprar comida más sana aunque gaste más. También prefiero el pollo y los huevos de granja, por razones sentimentales. Porque me dan pena las gallinas apiñadas en jaulas. Así que lo que gasto de más en la compra procuro ahorrarlo de otra clase de cosas, como la ropa, que sí la suelo comprar barata porque yo desde luego no pago marcas de moda famosas.
En cuanto a la vida en general, creo que hay cosas en que vale la pena invertir, como la educación que quieres para tus hijos. También les he pagado clases de música porque pienso que es positivo. Sin embargo, soy una persona muy austera en todo lo demás. En mi casa sólo hay un televisor y bastante pequeño. No vamos de vacaciones más de dos semanas al año. El resto del tiempo lo pasamos tranquilamente en casa. Siempre he pensado que las cosas más valiosas no se pueden pagar y una de ellas es pasar tiempo con los tuyos sin agobios. Lo demás es prescindible. Así que yo soy partidaria de menos cantidad y más calidad.
En cuanto a la vida en general, creo que hay cosas en que vale la pena invertir, como la educación que quieres para tus hijos. También les he pagado clases de música porque pienso que es positivo. Sin embargo, soy una persona muy austera en todo lo demás. En mi casa sólo hay un televisor y bastante pequeño. No vamos de vacaciones más de dos semanas al año. El resto del tiempo lo pasamos tranquilamente en casa. Siempre he pensado que las cosas más valiosas no se pueden pagar y una de ellas es pasar tiempo con los tuyos sin agobios. Lo demás es prescindible. Así que yo soy partidaria de menos cantidad y más calidad.
miércoles, 6 de mayo de 2015
Pillarse los dedos
Significa calcular mal en algún asunto y tener un mal resultado. Por ejemplo, si no llegas a fin de mes porque has gastado demasiado, se puede decir que te has pillado los dedos. Nosotros nos hemos pillado los dedos al comprar la casa nueva porque andamos muy justos de dinero, pero la verdad es que como ya tenemos costumbre, tampoco nos importa demasiado. Primero por la compra del coche, luego por el colegio de los niños y ahora por la casa, la verdad es que siempre estamos con el agua al cuello. Pero para nosotros tener sanidad y educación privada siempre ha sido un lujo necesario. Sin embargo, nos moderamos en otras cosas, como la tecnología.
Estuvimos años sin poder comer fuera de casa, ni tomarnos una cerveza en una terracita (con lo que me gusta a mí eso), ni viajar apenas. Incluso tuvimos una caravana e íbamos de camping en verano para ahorrar, aunque también nos gustaba ese tipo de vacaciones. Luego íbamos de apartamento, a pesar de que eso para mí no era descanso, ya que tenía que hacer más cosas que en mi casa, como fregar los cacharros. Sólo los últimos años hemos empezado a viajar de hotel (menos tiempo). Quiero decir que, el que algo quiere, algo le cuesta. Y si no quieres pillarte los dedos tienes que saber administrarte. Eso lo sabían bien nuestros abuelos.
Estuvimos años sin poder comer fuera de casa, ni tomarnos una cerveza en una terracita (con lo que me gusta a mí eso), ni viajar apenas. Incluso tuvimos una caravana e íbamos de camping en verano para ahorrar, aunque también nos gustaba ese tipo de vacaciones. Luego íbamos de apartamento, a pesar de que eso para mí no era descanso, ya que tenía que hacer más cosas que en mi casa, como fregar los cacharros. Sólo los últimos años hemos empezado a viajar de hotel (menos tiempo). Quiero decir que, el que algo quiere, algo le cuesta. Y si no quieres pillarte los dedos tienes que saber administrarte. Eso lo sabían bien nuestros abuelos.
viernes, 13 de marzo de 2015
Mucho ruido y pocas nueces
Esto se dice cuando una situación provoca mucho alboroto y luego no es para tanto. Supongo que se refiere al ruido que se produce al varear un nogal para coger las nueces. Estaba yo pensando últimamente en la educación de los niños, aunque parezca que no tiene mucho que ver; y enlazando por los pelos (como siempre), pienso que hay gente que se complica mucho la vida con esto. No entiendo por ejemplo cuando veo a padres y madres intentando razonar con un niño de dos años sobre lo que se debe o no se debe hacer, cuando está claro que a esas edades lo único que entienden es sí o no. Son ganas de gastar saliva. Mucho ruido y pocas nueces.
Si es más adelante y aún así se quedan con la mitad de la mitad de lo que les dices; y cuando ya te crees que lo han interiorizado, llegan a la adolescencia y resulta que no se acuerdan de nada... Los niños son niños, no robots programables. Olvidan las cosas más rápido de lo que tardan en aprenderlas. Lo único que funciona es repetírselo todo una y otra vez como un papagayo. Ya sé que eso no es moderno ni queda tan bien como darles largas explicaciones, pero resulta mucho más práctico. De otro modo lo que puede ocurrir es que te encuentres al cabo de los años siendo cuestionado continuamente por un niño, que te trata de igual a igual porque no ha aprendido a respetarte.
Si es más adelante y aún así se quedan con la mitad de la mitad de lo que les dices; y cuando ya te crees que lo han interiorizado, llegan a la adolescencia y resulta que no se acuerdan de nada... Los niños son niños, no robots programables. Olvidan las cosas más rápido de lo que tardan en aprenderlas. Lo único que funciona es repetírselo todo una y otra vez como un papagayo. Ya sé que eso no es moderno ni queda tan bien como darles largas explicaciones, pero resulta mucho más práctico. De otro modo lo que puede ocurrir es que te encuentres al cabo de los años siendo cuestionado continuamente por un niño, que te trata de igual a igual porque no ha aprendido a respetarte.
sábado, 28 de febrero de 2015
Yo no soy de la clac de nadie
A mi abuelo materno, que era un empleado de banca, le gustaba mucho el teatro y solía acudir a los espectáculos gratis a aplaudir. Eso es lo que se llamaba ser de la clac. En el mundillo de internet se lleva mucho eso de seguir la corriente a los demás. Una vez que estás en un blog se supone que tienes que decirles que todo está bien aunque lo que haga o lo que diga en un momento dado te parezca una barbaridad. Es una regla no escrita. Yo suelo callarme en esos casos. Pero de vez en cuando resulta que el tema es importante y no lo puedo pasar por alto (ignorar). Entonces me convierto en la mala de la película. Ya estoy acostumbrada.
Lo siento, pero no me metí en internet para hacerle la ola a nadie (expresión equivalente). Precisamente estoy aquí aprovechando mi anonimato para poder decir lo que pienso sobre cualquier tema sin que nadie se moleste. Porque, eso sí, procuro decir las cosas con mano izquierda (con delicadeza) y con educación. Sin embargo, eso no sirve de mucho cuando te topas con alguien acostumbrado al peloteo, un talibán de la información que no acepta más opinión que la suya propia. Pero, bueno, la gente va y viene y yo sigo aquí. Tal vez por eso mismo nunca conseguiré vivir de mi blog, pero conservo mis principios intactos.
Lo siento, pero no me metí en internet para hacerle la ola a nadie (expresión equivalente). Precisamente estoy aquí aprovechando mi anonimato para poder decir lo que pienso sobre cualquier tema sin que nadie se moleste. Porque, eso sí, procuro decir las cosas con mano izquierda (con delicadeza) y con educación. Sin embargo, eso no sirve de mucho cuando te topas con alguien acostumbrado al peloteo, un talibán de la información que no acepta más opinión que la suya propia. Pero, bueno, la gente va y viene y yo sigo aquí. Tal vez por eso mismo nunca conseguiré vivir de mi blog, pero conservo mis principios intactos.
viernes, 6 de febrero de 2015
Hoy por ti, mañana por mí
Es una bonita consigna. Algunos debería recordarla especialmente al volante. Resulta que vivo en una calle que sale a otra principal donde suele haber mucho tráfico. La norma dice que yo tengo que ceder el paso, pero entonces algunos días no podría salir de casa. Así que espero pacientemente a que algún alma caritativa me deje pasar. Generalmente no me lleva mucho tiempo, pero he llegado a estar más de cinco minutos, con la circunstancia añadida de que al final de la otra calle hay un semáforo y a menudo el tráfico se queda bloqueado cuando se pone rojo, haciendo imposible que pueda incorporarme al otro carril hasta que arrancan los coches.
Creo que si la gente tuviera presente esta frase: hoy por mí mañana por ti, no tendría tantos problemas. Y eso que yo no vivo en Madrid capital y tampoco suelo conducir por allí. La razón es que aquello es: sálvese quien pueda, o tonto el último. En cuanto te descuidas se te cruzan coches por la izquierda, por la derecha y por encima no, porque no pueden. Como yo tengo malos reflejos eso me desborda. Creo que en la manera de conducir se suele reflejar lo mejor y lo peor de las personas. Yo al principio era tan amable que me pitaban los coches de detrás. Ahora he aprendido a integrarme en el tráfico, pero aun así pienso que la cortesía es imprescindible.
Creo que si la gente tuviera presente esta frase: hoy por mí mañana por ti, no tendría tantos problemas. Y eso que yo no vivo en Madrid capital y tampoco suelo conducir por allí. La razón es que aquello es: sálvese quien pueda, o tonto el último. En cuanto te descuidas se te cruzan coches por la izquierda, por la derecha y por encima no, porque no pueden. Como yo tengo malos reflejos eso me desborda. Creo que en la manera de conducir se suele reflejar lo mejor y lo peor de las personas. Yo al principio era tan amable que me pitaban los coches de detrás. Ahora he aprendido a integrarme en el tráfico, pero aun así pienso que la cortesía es imprescindible.
lunes, 15 de diciembre de 2014
Los recortes o, de donde no hay no se puede sacar
En plena precampaña ya para las elecciones autonómicas y municipales resulta que la oposición no esgrime más argumento que los recortes en sanidad y educación. Pero lo absurdo del caso es que esos recortes no hubieran tenido nunca lugar si no fuera porque el Psoe de Rodríguez Zapatero nos llevó en ocho años del superavit a la ruina. Es decir, que la política de subvenciones de su gobierno fue precisamente la que tuvo la culpa de que estuviéramos al borde de la intervención económica de la Ue. Y es que hay algo muy evidente que parece que muchos no entienden: no se puede gastar más dinero del que se ingresa.
En España hemos sido la envidia del mundo por nuestro sistema sanitario, hasta el punto de que muchos extranjeros venían a operarse a nuestro país. Eso sólo era viable cuando sobraba el dinero. En el momento en que incluso las pensiones y los sueldos de los funcionarios empezaban a peligrar, no hubo más remedio que empezar a recortar prestaciones gratuitas. En la educación también se invertían cantidades ingentes de dinero, que sin embargo no servían para mejorar el nivel educativo. La clave está en invertir menos pero correctamente. La solución no está en gastar más dinero sino en saber dónde y cómo gastarlo.
En España hemos sido la envidia del mundo por nuestro sistema sanitario, hasta el punto de que muchos extranjeros venían a operarse a nuestro país. Eso sólo era viable cuando sobraba el dinero. En el momento en que incluso las pensiones y los sueldos de los funcionarios empezaban a peligrar, no hubo más remedio que empezar a recortar prestaciones gratuitas. En la educación también se invertían cantidades ingentes de dinero, que sin embargo no servían para mejorar el nivel educativo. La clave está en invertir menos pero correctamente. La solución no está en gastar más dinero sino en saber dónde y cómo gastarlo.
martes, 14 de octubre de 2014
Juguetes rotos
Cuando mis hijos eran pequeños yo temía el momento en que vinieran mis sobrinos a casa porque, no es que estuvieran maleducados, es que estaban sin educar. Se subían a los muebles y se colgaban de las lámparas, literalmente, como monos y tiraban la comida por todas partes. Si les regalaban juguetes, su juego consistía en romperlos lo más rápido posible. En cambio yo me ocupaba de que mis hijos jugaran con todo. Quién me iba a decir que mis sobrinos acabarían siendo relativamente formales y responsables, mientras que mi hijo en cambio sería el antisistema. Si lo sé, le digo que rompa los juguetes también.
Mis hijos leían muchísimo. El chico todo lo que caía en sus manos. A las chicas me costó un poco más aficionarlas pero desde entonces no han soltado los libros. En cambio mi hijo ya no lee nada. Yo pensaba que lo estaba haciendo muy bien en cuanto a implicarme en su educación y en su ocio, eso sí, dejando que jugaran a su aire, y ofreciéndoles alternativas para que estuvieran entretenidos y estimulados a un tiempo. Y parece ser que no me salió nada mal con las chicas, pero con el chico fue un desastre. Por eso me temo que fue la ideología la que echó a perder toda mi labor. Si pillara al profesor que le metió esas ideas en la cabeza le iba a decir cuatro cosas.
Mis hijos leían muchísimo. El chico todo lo que caía en sus manos. A las chicas me costó un poco más aficionarlas pero desde entonces no han soltado los libros. En cambio mi hijo ya no lee nada. Yo pensaba que lo estaba haciendo muy bien en cuanto a implicarme en su educación y en su ocio, eso sí, dejando que jugaran a su aire, y ofreciéndoles alternativas para que estuvieran entretenidos y estimulados a un tiempo. Y parece ser que no me salió nada mal con las chicas, pero con el chico fue un desastre. Por eso me temo que fue la ideología la que echó a perder toda mi labor. Si pillara al profesor que le metió esas ideas en la cabeza le iba a decir cuatro cosas.
jueves, 7 de agosto de 2014
Quien nace lechón, muere gorrino.
Qué bueno. Este refrán tampoco lo conocía. Existe una cierta tendencia a afirmar que los niños pequeños son todos buenos e inocentes. Eso no es cierto, más que nada porque aprenden rapidísimo de lo que viven. Un niño que ve que sus padres mienten o no dicen toda la verdad, hará lo mismo. Un niño que crece en un entorno hostil tomará la misma actitud. No puedo afirmar que los niños nazcan ya con las malas intenciones pero las adquieren muy temprano. Sobre todo aprenden a manipular a sus padres mediante mimos o berrinches. La verdad es que rara es la vez que no coincida con una familia con niños y esté en desacuerdo con su forma de educarlos.
Por los que se pasan exigiéndoles que se comporten como adultos y no les dejan ni divertirse tranquilos, o al contrario por los que los tienen como animalitos salvajes sin ningún control. La verdad es que no pensaba yo que fuera tan difícil encontrar el término medio. El problema es que la falta de tiempo de los padres hace que no puedan desarrollar una estrategia común. Y luego, estoy de acuerdo con el refrán, el bonito lechón se convierte en un gorrino, y si nadie lo remedia se dedicará toda su vida a hacer cochinadas a los demás. Afortunadamente, las experiencias de la vida a veces evitan esa transformación.
Por los que se pasan exigiéndoles que se comporten como adultos y no les dejan ni divertirse tranquilos, o al contrario por los que los tienen como animalitos salvajes sin ningún control. La verdad es que no pensaba yo que fuera tan difícil encontrar el término medio. El problema es que la falta de tiempo de los padres hace que no puedan desarrollar una estrategia común. Y luego, estoy de acuerdo con el refrán, el bonito lechón se convierte en un gorrino, y si nadie lo remedia se dedicará toda su vida a hacer cochinadas a los demás. Afortunadamente, las experiencias de la vida a veces evitan esa transformación.
martes, 15 de julio de 2014
Coser y cantar, todo es empezar.
Se refiere a que para aprender cualquier cosa hay que ponerse a ello. No sirve de mucho teorizar sobre cómo se hace si nunca empiezas a hacerlo. Precisamente hace poco le decía a mi hija que a coser se aprende cosiendo, no hay más sistemas. También se dice: esto es coser y cantar, como que es algo muy fácil. En cuanto a cantar, es algo que sale natural desde el principio de los tiempos. Es decir, que no necesita de teoría. Yo pienso lo mismo del sexo. Cuando insisten tanto en que los niños tienen que tener educación sexual en las escuelas, estoy de acuerdo en que se enseñe lo básico, pero hay cosas que sólo se pueden aprender de forma natural.
Así que asuntos como la autoestimulación no tiene sentido que se expliquen. Cada persona es diferente y en función de sus hormonas sabe lo que necesita en cada momento. No se puede dar normas generales. Hay quien siendo muy pequeño ya siente cosas y quien siendo casi adulto no ha sentido nada. Lo bueno es que cada cual vaya haciendo el descubrimiento de sus propias sensaciones. En cuanto a tener pareja, es algo que tampoco se puede forzar. Para mí el sexo tiene que ir unido al sentimiento para ser algo más que animales. Así que no conviene plantearlo como si fuera una actividad física más. De ese modo, más que evitar los problemas se provocan, ya que no se respetan los plazos de cada individuo.
Así que asuntos como la autoestimulación no tiene sentido que se expliquen. Cada persona es diferente y en función de sus hormonas sabe lo que necesita en cada momento. No se puede dar normas generales. Hay quien siendo muy pequeño ya siente cosas y quien siendo casi adulto no ha sentido nada. Lo bueno es que cada cual vaya haciendo el descubrimiento de sus propias sensaciones. En cuanto a tener pareja, es algo que tampoco se puede forzar. Para mí el sexo tiene que ir unido al sentimiento para ser algo más que animales. Así que no conviene plantearlo como si fuera una actividad física más. De ese modo, más que evitar los problemas se provocan, ya que no se respetan los plazos de cada individuo.
jueves, 1 de mayo de 2014
Más vale prevenir que curar
Ojalá fuera tan fácil prevenir los problemas y no tener que curarlos. Pero es que a veces, incluso aunque los veas venir, no puedes hacer nada por evitarlos. Porque existe el libre albedrío y afortunadamente tenemos libertad de elección en esta sociedad para tomar nuestras propias decisiones. Pero alguna vez, una amiga mía y yo, hemos bromeado sobre que sería mejor volver a los tiempos en que los padres elegían los maridos y mujeres de los hijos. Puede que no fuera muy justo pero probablemente acertaban mucho, porque nadie mejor que un padre conoce a sus hijos y lo que realmente necesitan. :)
De hecho, los matrimonios concertados suelen ser todo un éxito. Volviendo a prevenir, son muchas las preocupaciones que te acechan en la vida, tantas que realmente creo que es mejor no pensar en ello si no quieres acabar medio loco. Yo solía defender que con una buena educación tenías todo medio ganado, pero la verdad es que ya no estoy tan segura. La experiencia me dice que muchas veces se consiguen buenos resultados en un terreno yermo, mientras que con todos los cuidados del mundo no se llega a ninguna parte. Prevenir es necesario, sí, pero no sé si efectivo. Al final la vida pone sus normas.
De hecho, los matrimonios concertados suelen ser todo un éxito. Volviendo a prevenir, son muchas las preocupaciones que te acechan en la vida, tantas que realmente creo que es mejor no pensar en ello si no quieres acabar medio loco. Yo solía defender que con una buena educación tenías todo medio ganado, pero la verdad es que ya no estoy tan segura. La experiencia me dice que muchas veces se consiguen buenos resultados en un terreno yermo, mientras que con todos los cuidados del mundo no se llega a ninguna parte. Prevenir es necesario, sí, pero no sé si efectivo. Al final la vida pone sus normas.
lunes, 24 de marzo de 2014
Bulling
Escribí sobre este tema cuando todavía se llamaba acoso escolar y fue uno de mis post más celebrados. Me hubiera gustado no tener tema para escribir y no tener que pensar en ello. Por desgracia, mis tres hijos han sufrido acoso por parte de algún compañero en algún momento de su escolaridad. El mayor fue el que tuvo más problemas, tanto que llegué a decirle al jefe de estudios que, o lo solucionaban ellos o le compraba una navaja. Tenía ya diecisiete años y ése fue el episodio más grave después de muchos años de molestias. Antes había tenido que encararme con otro chico que se quejó de mí y encima me echaron la culpa.
La mayor sabía defenderse bastante pero aun así, al cambiar de colegio, la cogieron manía e intentaron tirarla por las escaleras. En ese caso tuve que enfrentarme a la dirección, que se puso de parte de las agresoras diciendo que mi hija algo así como que las había provocado. Como si hubiera excusas para ese comportamiento. A éstos los amenacé con el ministerio. La pequeña creo que tuvo menos problemas porque es muy alta e impone. Aun así siendo muy pequeña también la tenía tomada con ella una compañera y la tutora me decía que la otra había mejorado mucho. Pues menos mal. Todo ello por haber enseñado a mis hijos que pegarse estaba mal.
El otro día vi a mis vecinas de arriba, de la edad de mis hijas, pegándose en plena calle y, la verdad, pensé que después de todo puede que valga la pena haberlas educado bien.
La mayor sabía defenderse bastante pero aun así, al cambiar de colegio, la cogieron manía e intentaron tirarla por las escaleras. En ese caso tuve que enfrentarme a la dirección, que se puso de parte de las agresoras diciendo que mi hija algo así como que las había provocado. Como si hubiera excusas para ese comportamiento. A éstos los amenacé con el ministerio. La pequeña creo que tuvo menos problemas porque es muy alta e impone. Aun así siendo muy pequeña también la tenía tomada con ella una compañera y la tutora me decía que la otra había mejorado mucho. Pues menos mal. Todo ello por haber enseñado a mis hijos que pegarse estaba mal.
El otro día vi a mis vecinas de arriba, de la edad de mis hijas, pegándose en plena calle y, la verdad, pensé que después de todo puede que valga la pena haberlas educado bien.
jueves, 2 de enero de 2014
A grandes males, grandes remedios.
Se refiere a cuando hay que tomar una decisión drástica para solucionar un problema importante. Por ejemplo, si se te quema la comida y tienes que llamar a un servicio de comida a domicilio. Esa clase de cosas. Ojalá siempre existiera un gran remedio para cada gran mal. A menudo no te queda más opción que sentarte a esperar a ver si se soluciona sólo, rezar todo lo que sabes y cruzar los dedos. Yo creo que una de las cosas de hacerse mayor es que ya no crees en el pequeño milagro que te va a sacar del atolladero. Sabes que las soluciones complicadas suelen ser a largo plazo y no se puede esperar atajos que te salven a tiempo.
Volviendo al tema de la educación en España, existe un problema estructural derivado de la falta de control persistente durante décadas. Ahora que muchos se han acostumbrado a disfrutar de sus privilegios adquiridos, vete tú a decirles que tienen que ganarse el salario con el sudor de su frente. La educación de los niños en España está en un nivel ínfimo porque se ha estado haciendo la vista gorda demasiado tiempo respecto a la preparación del profesorado, los requisitos mínimos para el aprobado y los contenidos del estudio. Para solucionar esto a largo plazo haría falta una ley mucho más estricta y completa que la que se ha aprobado.
Volviendo al tema de la educación en España, existe un problema estructural derivado de la falta de control persistente durante décadas. Ahora que muchos se han acostumbrado a disfrutar de sus privilegios adquiridos, vete tú a decirles que tienen que ganarse el salario con el sudor de su frente. La educación de los niños en España está en un nivel ínfimo porque se ha estado haciendo la vista gorda demasiado tiempo respecto a la preparación del profesorado, los requisitos mínimos para el aprobado y los contenidos del estudio. Para solucionar esto a largo plazo haría falta una ley mucho más estricta y completa que la que se ha aprobado.
miércoles, 1 de enero de 2014
A caballo regalado no le mires el diente.
Este refrán viene de la costumbre de mirarle la dentadura a los équidos para comprobar su edad y su estado físico. Así que se refiere a no ser demasiado exigente con aquello que has conseguido sin esfuerzo alguno, porque te lo han dado. Naturalmente, de bien nacidos es ser agradecidos y queda muy mal quejarse de los regalos incluso aunque sepas que no han hecho ningún esfuerzo por agradarte, que a veces sucede. En esta época que vivimos de tanto obsequio forzoso no es extraño que el regalador no acierte o que el regalado no quede satisfecho, aunque sólo sea porque ya tiene ese producto y repetido varias veces.
Sin embargo, yo llevaría este refrán por otros derroteros, como me gusta hacer siempre y quiero referirme a la educación y la enseñanza pública. Hay quien piensa que todo lo que viene del estado es un regalo. No es así. Lo pagamos con nuestros impuestos. Por tanto, resulta lógico que seamos exigentes con los resultados y que no nos conformemos con cualquier cosa. Es bien conocida la costumbre de algunos funcionarios de esforzarse al mínimo, porque total, van a cobrar igual a fin de mes. Pero cuando se trata de la salud y la educación deberíamos exigir lo máximo posible incluso aunque lo consideremos algo sobreentendido.
Sin embargo, yo llevaría este refrán por otros derroteros, como me gusta hacer siempre y quiero referirme a la educación y la enseñanza pública. Hay quien piensa que todo lo que viene del estado es un regalo. No es así. Lo pagamos con nuestros impuestos. Por tanto, resulta lógico que seamos exigentes con los resultados y que no nos conformemos con cualquier cosa. Es bien conocida la costumbre de algunos funcionarios de esforzarse al mínimo, porque total, van a cobrar igual a fin de mes. Pero cuando se trata de la salud y la educación deberíamos exigir lo máximo posible incluso aunque lo consideremos algo sobreentendido.
miércoles, 2 de octubre de 2013
La larga pendiente de la educación en España
Recuerdo que hace muchos años escribí un post en el que decía más o menos que, si en mi generación muchos hijos de obreros y campesinos llegaron a la universidad, ahora los hijos de los licenciados van a volver a ser obreros. Y no es hablar por hablar, es un hecho. El sistema educativo que existía en los años sesenta y setenta era muy duro, pero garantizaba el éxito de una gran parte de los alumnos. En mi colegio creo que no fuimos más de tres o cuatro las chicas que no fuimos a la universidad, porque no queríamos no porque no podíamos, de un total de cien alumnas por curso. El resto de mis compañeras son médicos, abogadas, ingenieras, etc.
Tener un padre licenciado debería ser una ventaja a la hora de cursar estudios de secundaria y bachillerato porque te ayudan con las dudas o te pueden pagar una academia si la necesitas. Sin embargo, hoy en día, gracias a las sucesivas leyes de educación que hemos sufrido, existe un fracaso escolar del treinta por ciento, que incluye a los hijos de los universitarios. Curiosamente, al ir bajando el listón y reduciendo la exigencia, no se ha conseguido mejores alumnos, sino alumnos perezosos que reniegan de todo lo que suponga esfuerzo. Espero que la nueva ley salga adelante y consiga al fin remediar la crisis educativa en España, que no es tanto cuestión de medios como de ganas.
Tener un padre licenciado debería ser una ventaja a la hora de cursar estudios de secundaria y bachillerato porque te ayudan con las dudas o te pueden pagar una academia si la necesitas. Sin embargo, hoy en día, gracias a las sucesivas leyes de educación que hemos sufrido, existe un fracaso escolar del treinta por ciento, que incluye a los hijos de los universitarios. Curiosamente, al ir bajando el listón y reduciendo la exigencia, no se ha conseguido mejores alumnos, sino alumnos perezosos que reniegan de todo lo que suponga esfuerzo. Espero que la nueva ley salga adelante y consiga al fin remediar la crisis educativa en España, que no es tanto cuestión de medios como de ganas.
lunes, 16 de septiembre de 2013
La generación perdida de los ninis
Puedo hablar de este tema por desgracia como experta y no como espectadora. Me molesta mucho cuando algunos políticos y similares dicen que la crisis tiene la culpa de que los chicos no estudien ni trabajen. No es cierto. Si un chico quiere trabajar encuentra trabajo aunque sea de reponedor. No hay más que ver que los iberoamericanos entre nosotros siguen trabajando en su mayoría. Pero, claro, si no busca trabajo, es difícil que vengan a traérselo a la cama. Y si un chico no estudia no es por el sistema educativo. Con éste y con otros mejores y peores han seguido saliendo médicos, abogados e ingenieros. Lo que ocurre es que el que no quiere estudiar utiliza cualquier excusa.
Cuando alguien no tiene la voluntad de moverse da igual que se le den todas las facilidades del mundo. La sociedad en la que vivimos favorece el hedonismo. ¿Quién quiere estudiar o trabajar cuando puede pasarse con el ordenador, la consola y el móvil, entretenido doce horas al día?. Incluso los niños pequeños ya han entrado en esta dinámica de pasarse las horas con aparatitos electrónicos en las manos. Alguien que se aburre busca algo que hacer, pero es que los jóvenes españoles no se aburren nunca. Por otra parte, mientras tengan casa y comida asegurada tampoco necesitan más. No es culpa de la economía o del sistema. Vivimos en una sociedad enferma.
Cuando alguien no tiene la voluntad de moverse da igual que se le den todas las facilidades del mundo. La sociedad en la que vivimos favorece el hedonismo. ¿Quién quiere estudiar o trabajar cuando puede pasarse con el ordenador, la consola y el móvil, entretenido doce horas al día?. Incluso los niños pequeños ya han entrado en esta dinámica de pasarse las horas con aparatitos electrónicos en las manos. Alguien que se aburre busca algo que hacer, pero es que los jóvenes españoles no se aburren nunca. Por otra parte, mientras tengan casa y comida asegurada tampoco necesitan más. No es culpa de la economía o del sistema. Vivimos en una sociedad enferma.
martes, 6 de agosto de 2013
Hacer un pan con unas tortas
Esta frase hecha se refiere a aquellas situaciones en que uno pretende algo y acaba saliendo otra cosa distinta, a menudo peor. Por ejemplo, si pretendemos que nuestro hijo estudie más regalándole un ordenador y resulta que se pasa las horas en internet y no estudia. ¿De qué me suena a mi eso?. Entonces has hecho un pan con unas tortas. Hay muchas veces en que, por ingenuidad, pretendemos solucionar una situación y acabamos complicándola más.Yo creo que en el tema de la educación en España en general hemos ido de mal en peor. Cada reforma de los últimos treinta años no ha hecho más que perjudicar a estudiantes y profesores.
Si la idea era que todos los chicos tuvieran la oportunidad de estudiar hasta alcanzar un buen nivel a los dieciséis años y ya poder elegir si seguían estudiando o no, la realidad es que se ha ido pasando de curso a personas que no tenían el nivel exigido y que finalmente se han encontrado con un título que no les servía para nada. Así, uno de cada tres jóvenes españoles no tiene la posibilidad de seguir estudiando pero tampoco está preparado para una profesión. Esto es algo que va a perjudicar mucho a nuestro país a largo plazo. Es urgente una reforma de la educación en España que vuelva a dar valor al esfuerzo y el rendimiento.
Si la idea era que todos los chicos tuvieran la oportunidad de estudiar hasta alcanzar un buen nivel a los dieciséis años y ya poder elegir si seguían estudiando o no, la realidad es que se ha ido pasando de curso a personas que no tenían el nivel exigido y que finalmente se han encontrado con un título que no les servía para nada. Así, uno de cada tres jóvenes españoles no tiene la posibilidad de seguir estudiando pero tampoco está preparado para una profesión. Esto es algo que va a perjudicar mucho a nuestro país a largo plazo. Es urgente una reforma de la educación en España que vuelva a dar valor al esfuerzo y el rendimiento.
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