Ya os podéis imaginar que Joaquín Sabina no es santo de mi devoción, pero algunas de sus canciones sí. Como ésta:
Algunas veces vuelo
y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita,
a esa hora maldita
en que los bares a punto están de cerrar,
cuando el alma necesita
un cuerpo que acariciar.
Algunas veces vivo
y otras veces
la vida se me va con lo que escribo;
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón;
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.
Algunas veces gano
y otras veces
pongo un circo y me crecen los enanos;
algunas veces doy con un gusano
en la fruta del manzano
prohibido del padre Adán;
o duermo y dejo la puerta
de mi habitación abierta
por si acaso se te ocurre regresar;
más raro fue aquel verano
que no paró de nevar.
"Que se llama Soledad"
A mí como persona no me gusta mucho, pero como poeta es una verdadera maravilla. Besos
ResponderEliminarAna
Me ocurre lo mismo. Un beso.
ResponderEliminarPrecioso, Susana.
ResponderEliminarEs asombroso que Sabina pueda escribir canciones así. También los de Estopa escriben pura poesías a veces. Un beso.
ResponderEliminarOpino como Ana Azul, como persona no es santo de mi devoción, pero sus canciones son buenas, y una cosa no quita la otra, ¿no?
ResponderEliminarSaludos.
No, claro, si fuera por eso no podríamos admirar a casi nadie.;) Un beso.
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