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Nubes sobre el Mar

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Cuadro pintado por mi hija pequeña

viernes, 19 de diciembre de 2014

Bajar la guardia

Es confiarse. Durante muchos años, toda mi niñez y parte de mi adolescencia, yo estaba a la defensiva. Nunca bajaba la guardia. Tenía mis razones que no voy a explicar aquí. No fue hasta que conocí a mi marido que empecé a quitarme la coraza y dejar aflorar mis sentimientos, sin miedo de que me hicieran daño. Bajar la guardia es dejar tu corazón a la intemperie, poner tus emociones sobre la mesa. Sin embargo, en general, yo soy una persona bastante desconfiada. Será porque desde siempre tengo cierta habilidad para intuir las intenciones de las personas. No es nada apetecible, sobre todo cuando aciertas habitualmente.

De manera que resulta realmente difícil que yo confíe ciegamente en alguien. Supongo que siempre ando buscando los resquicios y las contradicciones. Creo que sería mucho más feliz si pudiera entusiasmarme desde el primer momento con cualquier persona, idea o situación. Pero entonces ya no sería yo misma. Sé por experiencia que todas las monedas tienen dos caras. En cambio mi hija mayor es muy entusiasta con todo. Luego se acaba decepcionando con muchas cosas. Pero supongo que en el fondo le compensará el tiempo en que se ha emocionado. Me gustaría ser menos excéptica, pero creo que prefiero ahorrarme las decepciones.

2 comentarios:

  1. Bueno, confiar ciegamente, lo que se dice "ciegamente", creo que es mejor dejarlo para con Dios. Con las personas, la confianza va bien con los ojos abiertos :)

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