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Nubes sobre el Mar

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Cuadro pintado por mi hija pequeña

lunes, 13 de octubre de 2014

El mérito de la enfermera con ébola

Si hay una profesión que yo admiro profundamente es la de las enfermeras y muy especialmente los auxiliares de enfemería. Ya cuando me padre estuvo tan grave tuve ocasión de comprobar con qué cariño limpian a los enfermos sin una queja en las situaciones más desagradables. Y todo ello por un sueldo bastante corriente, porque no tienen ni la gloria ni la retribución de un médico. Creo que realmente hay que ser de una pasta muy especial y de una calidad humana impresionante, sobre todo aquellos que se ocupan de atender a terminales y enfermos contagiosos. Yo sinceramente creo que no sería capaz. Me parece muy sacrificado.

Dicho esto, no me cabe duda de que la auxiliar de enfermería Teresa Romero cometió un error importante, porque de hecho el ébola no se transmite por el aire ni por contacto con la piel, sino con las mucosas. No hay más que ver que su marido no está contagiado a pesar de haber convivido con ella una semana y haberse besado probablemente en la boca. La forma habitual de contagio consiste en tener contacto con las secreciones del enfermos: sangre, heces o vómitos. Y naturalmente ella tuvo ese contacto y luego se debió rozar la boca sin querer. Lo siento muchísimo por ella y deseo que se cure, pero no tiene sentido andar buscando otros culpables.

Es como el maquinista del Alvia, que no dudo de que fuera una buena persona, pero cometió un error muy grave.

1 comentario:

  1. ¿En quę clase de mundo vivimos que ya no se puede decir que una persona puede ser buena, pero haberse equivocado?

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