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Nubes sobre el Mar

Nubes sobre el Mar
Cuadro pintado por mi hija pequeña
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jueves, 5 de febrero de 2015

Hacerse el sueco

Significa hacer como que no te enteras para eludir una respuesta. El otro día me estaba yo acordando de que hace años en mis blogs solía tener unos quince o veinte comentarios por post. Tal vez escribía mejor o eran otras circunstancias, o tenía más repercusión de la que tengo ahora. Cuando veo otros blogs que siguen teniendo esa respuesta la verdad es que me da cierta envidia. Pero las cosas son como son. Supongo que cuando uno publica todos los días, incluso los lectores habituales se cansan de tener que responder tan a menudo. Por eso me apunté en los premios de 20 minutos. Para ver si aumentaban las visitas y los comentarios. Hoy comienzan las votaciones.

Sin embargo, con más de quinientos blogs por categoría realmente es una lotería que alguien se fije en el tuyo. Había que intentarlo. Hablando de hacerse los suecos, resulta que mi hija estuvo en Suecia hace poco y me confirma que los nórdicos en general son poco comunicativos y sí les gusta hacerse los suecos, en el sentido de no responder o dar respuestas lacónicas. Claro que cuando tengan confianza supongo que será distinto. Forma parte de la cultura de cada país. Yo creo que en España somos muy afortunados de tener otra manera de ser, porque eso de no poder comunicarse más que con los conocidos debe ser incómodo.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Enfermos imaginarios

He leído un artículo muy interesante de un psiquiatra que participó en la elaboración de un libro sobre trastornos de la conducta. Resulta que ahora se arrepiente porque dice que estamos convirtiendo en enfermedades actitudes naturales que no necesitan medicación, para beneficio de las farmacéuticas. Sucede así con el famoso déficit de atención, que en muchas ocasiones no es más que un niño revoltoso de toda la vida. También el duelo por un ser querido ahora también se trata como una depresión grave. Las rabietas de los niños son un trastorno ... Total que al final va a resultar que todos estamos enfermos.

Sin embargo, los verdaderos locos, es decir, los enfermos graves de psiquiatría no están recibiendo los tratamientos que necesitan. Sobre todo porque las plazas hospitalarias han descendido muchísimo en las últimas décadas. De modo que a los verdaderos enfermos se les manda a su casa, a menudo incluso sin tratamiento; mientras que nos estamos inventando enfermedades donde sólo hay rasgos del carácter de las personas. Parece que se busca una sociedad homogénea donde nadie sobresalga del resto. Pero en la naturaleza existen individuos más tímidos, otros más osados y otros excéntricos, sin que eso signifique que están enfermos de nada.

jueves, 15 de mayo de 2014

De todo hay en la viña del Señor

Incluso dentro de la misma familia puede haber caracteres muy distintos. También se dice que cada uno es de su padre y de su madre. Yo nunca me he entendido bien con la familia de mi padre, pero afortunadamente tenía la otra. Los niños a los que se priva deliberadamente de la mitad de sus orígenes no tienen la posibilidad de elegir. Mis hijas en cambio, son muy diferentes y sin embargo compatibles entre sí, lo cual es una gran suerte, porque yo nunca me he llevado bien con mi hermana. Pero con el tiempo he comprendido que cada forma de ser tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y por eso todos somos necesarios.

La gente que tiene más carácter también es más decidida y voluntariosa. Los que somos más tranquilos, solemos ser más sensibles y pacíficos. De este modo, unas cosas compensan a otras. Por ejemplo, hay profesiones, como la de médico, que sólo pueden ser ejercidas por gente activa y poco escrupulosa; porque de otro modo se agobiarían mucho y sería peor para los enfermos. También los abogados tienen que ser personas un poco frías para no dejarse llevar por las circunstancias. Los ingenieros tienen que centrarse en los datos principalmente. En cambio, un profesor o un psicólogo tienen que ocuparse más de las emociones.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos

Hay quien nace de pie, que se dice. Hay personas a las que parece que la vida tiene reservados los primeros planos y apenas necesitan esforzarse. Un buen aspecto físico es fundamental para esto aunque no deje de ser injusto. Un hombre o una mujer con buena planta tienen ya muchos puntos ganados de antemano, no sólo en las relaciones de amistad y de pareja, sino incluso en las laborales. Luego está el carácter. Las personas extrovertidas lo tienen mucho más fácil que las introvertidas y si encima tienen don de gentes, entonces todo va rodado. La inteligencia también ayuda pero no me parece que sea indispensable.

La riqueza o venir de "buena familia" también suma en esto. Cuando ojeo las revistas me pregunto cuánta gente tiene mérito realmente por lo que ha conseguido en la vida y cuántos nacieron ya con los boletos premiados en el bolsillo. Yo creo que algunos realmente nacen para martillo, y otros nacemos para clavo. En mi caso, mi timidez ha sido un handicap muy difícil de superar. Como suelo decir, no soy ni guapa ni fea, ni lista ni tonta, ni vulgar ni distinguida. Estoy en ese término medio de los peones de ajedrez que no me garantiza ninguna ventaja, aunque afortunadamente tampoco me supone ninguna desventaja añadida.

sábado, 5 de mayo de 2012

What you see is what you get

Lo que ves es lo que hay (lo que consigues). A veces me da cierto reparo porque quien lea este blog me conoce mejor que algunos de mis familiares. Son seis años de desnudar mi alma en internet, hablando de las cosas que me ocurren y de los tema que me preocupan. Afortunadamente, soy anónima, o de otro modo por la calle me parecería que todo el mundo sabe todo de mí, y sería muy incómodo. Mi intención era hablar de mi misma en este blog y de temas generales en el otro, pero al final no soy yo quien decide. La inspiración me dicta cosas diferentes cada día. A veces siento que es algo más allá de mi propia voluntad. Es una necesidad casi física. Así que, acabo plasmando todo lo que me pasa por la cabeza, como si llevara acoplado un lector de cerebro y todo acabara en el blog.

Si de algo puedo presumir es de ser una persona sin doblez. Hablo igual que escribo y digo lo que pienso. Lo más que he aprendido con los años es a callarme cuando no vale la pena seguir con el tema. Sin embargo, soy consciente de que por escrito doy una imagen de seguridad en mí misma que estoy muy lejos de sentir. Realmente soy una persona tímida y poco sociable. Así que, cuando me llaman prepotente, en el fondo tiene gracia para cualquiera que me conozca de verdad. Si yo no puedo ser más amable y más inofensiva; eso sí, siempre que no se trate de defender a los míos o las causas que considero justas. Por eso, de pequeña me solían decir eso de: caray con la mosquita muerta, cosa que, por cierto, me molestaba mucho. Y es que ser una persona educada y cariñosa no debería estar reñido con tener personalidad y carácter. O eso pienso yo.

jueves, 19 de abril de 2012

Madre de repuesto

Yo pienso que a los hijos hay que mantenerlos controlados hasta los quince años aproximadamente. Después, ya ha que ir dejandoles terreno para explorar y asumir sus responsabilidades. Así que mi hija mayor dice que soy una madre muy blanda y, de algún modo, ella ha asumido el papel de madre de repuesto en casa. Los otros la llaman Mamá dos. Ella ha sacado más el carácter a mi suegra, mientras que los otros son más parecidos a mi. Incluso nos riñe a sus padres cuando no cumplimos con nuestras propias normas. Creo que está bien que la chica tenga carácter siempre que no se le suba el mando a la cabeza. A veces hay que frenarla un poco. Pero reconozco que me viene bien tener una madre suplente y así relajarme y no tener que estar todo el día repitiendo las mismas cosas.

Yo, en cambio, ejerzo como la madre adoptiva de mi gatito. Como lo separamos de su familia con tres meses, se pasó mucho tiempo durmiendo en mis brazos. Ahora también duerme con mis hijas y en la mecedora, donde le puse un tigre de peluche por parecido con su madre, que tiene rayas. El caso es que el gato es un animal muy sensible y tiene un comportamiento diferente con cada miembro de la familia. Conmigo es muy mimoso y viene a saludarme cuando entro por la puerta. Con mi hija mayor se refugia por la noche. Con la pequeña juega como si fuera otro gatito y del chico más bien huye porque es un poco brusco con él. En cambio, le gusta retar a mi marido haciendo cosas que no le dejamos hacer. Pero, si no le hacemos caso, también se deprime como las personas. Necesita atención y cariño como un niño.