Este refrán se refiere a que es mejor pasar vergüenza una vez por decir lo que piensas, que ponerte amarillo de rabia por no poder dar tu opinión o tener que pasar situaciones desagradables. Yo suelo repetirles a mis hijos eso de: no tienes nada que perder, o el no lo llevas por delante. Aunque yo siempre he sido tímida y me cuesta mucho dar el primer paso, sin embargo con los años he aprendido que "una puntada a tiempo ahorra ciento". Es decir que, si no dices lo que quieres la gente no lo va a adivinar. Incluso cuando se trata de tu pareja, creo que muchos problemas vienen por eso, por no hablar claro de lo que piensas.
Porque muchas veces crees que es evidente y que todo el mundo tiene que comprender lo que te pasa, pero eso no es cierto. La gente suele estar perdida en sus propios problemas y no caen en la cuenta de los tuyos. No se trata de mala fe sino de simple incapacidad. Cada vez estoy más convencida de que hay personas que no se plantean las cosas y pasan por la vida de una forma muy superficial. Por eso, cuando les haces pensar en un tema que habían dado por sabido, a veces se llevan toda una sorpresa. Y aunque yo tenga tendencia a ponerme colorada, lo prefiero mil veces a ponerme amarilla por haberme callado.