Es cuando alguien que ni pincha ni corta, es decir que no tiene responsabilidad alguna, sin embargo, se ve implicado en algún asunto. Sin comerlo ni beberlo me he visto yo defendiendo a las víctimas de eta, a los niños no nacidos o a la iglesia. Porque no solo no me paga nadie, sino que ni siquiera milito en ninguna organización afín. Por eso me llevo los golpes pero no las flores. De manera que se puede considerar que estoy haciendo el tonto. Soy un verso suelto que no acaba de gustar a nadie.
Pero nadie me obliga. Así que tampoco me puedo quejar. Eso de ir por libre tiene la ventaja de que nadie te fuerza pero el inconveniente de que nadie te apoya. Por eso, tanto tiempo de compromiso vacío me ha pasado factura a la larga. Sin comerlo ni beberlo me he visto inmersa en situaciones complicadas. Me han insultado, me han amenazado y he perdido amigos. Pero, con todo, creo que ha merecido la pena hasta ahora. Aunque sólo me quede la satisfacción personal del deber cumplido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Espero vuestras opiniones siempre que vengan con educación y respeto.