Hay circunstancias de la vida que es difícil suavizar, pero es importante encontrar lo positivo dentro de lo negativo. Lo bueno en la muerte de mi cuñada fue que la familia se mantuvo unida hasta el final y, aparte de la quimioterapia, por lo demás no lo pasó mal; no tuvo apenas dolores y su final fue bastante rápido y tranquilo. En el caso de mi cuñado, fue una suerte que lo trajeran a Madrid, porque si no hubiera muerto solo en Barcelona, sin que nadie supiera lo grave que estaba, ya que no se lo había dicho a su familia. De este modo, pudo pasar su último mes de vida en compañía de los suyos, en un hospital bien atendido, sin dolores, dormido buena parte del tiempo. Se puede decir que murió en paz con todos.
Nunca es fácil despedirse de alguien tan pronto, entre los cincuenta y los sesenta años. Pero, como decimos mi marido y yo, a partir de los cuarenta ya estamos de prestado. El organismo está diseñado para llegar a esa edad y, a partir de ahí, empieza un declive a todos los niveles. Además, se supone que ya habían tenido tiempo de cumplir sus sueños, formar una familia y ocupar su lugar en el mundo. Es peor cuando sucede la muerte de alguien joven y de improviso. Claro que, eso es relativo, porque cuando te afecta directamente no te consuela ni la edad ni las circunstancias de la muerte. Incluso, la muerte de una mascota puede llegar a ser muy dolorosa. Pero la vida sigue y no queda más remedio que mirar hacia adelante, porque, si no, también estaría en juego nuestra salud y la felicidad de aquellos que dependen de nosotros.
Como tú dices la vida sigue, pero siempre es duro que muera alguien jóven. La vida nos pone esta pruebas y hay que sobrellevarlas. Hoy en dñia una persona de 50 años es jóven aún, pero como tú dices mas o menos ya tienen su vida hecha. Que Dios tenga en su gloria a tus cuñados . Descansen en paz
ResponderEliminarBesos
Ana
Leer esto ahora mismo no sabes lo bien que me viene, tienes razón, hay que buscar el lado bueno de cada cosa, hasta de la muerte. Eso es lo que sigo intentando ver en estos días.
ResponderEliminarBesines
La vida sigue...llena de ausencias y nosotros llegaremos a ser esas ausencias...bss
ResponderEliminarAnazulada. Al menos quedan sus hijos.
ResponderEliminarVane. Todos tenemos que pasar por esto.
Besos.
Winnie. Sí, lo único seguro que tenemos es la muerte. Un beso.
ResponderEliminarMe alegra que tu cuñado tuviera, pese a todo, un final apacible, rodeado de los suyos. Todos tenemos fecha de caducidad, a unos unos llega antes y a otros después, tengan o no su vida hecha. No vamos cuando cumplimos la misión para la que hemos sido creados, tengamos 70 o 12 años, aunque cueste aceptarlo.
ResponderEliminarÁnimo para ti y los tuyos.
Zambullida. Desde luego, a veces cuesta mucho aceptarlo. Un beso.
ResponderEliminarY la vida no se detiene, sigue su agitado curso. Morir rodeado de seres queridos es una bendición, en medio de esta nuestra unica realidad, la muerte. Un fuerte abaxo!
ResponderEliminarDolores. Siempre piensas que no podrás soportarlo, pero al final lo haces. No te queda otra opción.
ResponderEliminarMarilyn. Por fortuna yo creo que existen más realidades.
Besos.
Tu comentario destila sensatez, armonía y la única verdad: Estamos de prestado. El otro día murió un niño del cole del mío con16 añitos. Se mató con un ciclomotor cuando iba a casa a comer... Siempre cree uno que la muerte es cosa de los demás, pero nos afecta irremediablemente a todos, antes o después. Supongo, que es un tema mucho más llevadero para los que tenemos fe. Afortunadamente. Besos.
ResponderEliminarMe ha hecho pensar esa frase de tu marido de que "a partir de los 40 estamos de prestado"
ResponderEliminarSusana yo lo he vivido en dos ocasiones en menos de año y medio.... y dos personas jóvenes ;(
ResponderEliminarEn fin...!!!
Campanilla. Sí, pero aún así perder a un hijo es algo antinatural.
ResponderEliminarPaterfamilias. Nosotros estamos llenos de achaques ya.
Besos.
Estela. Lo siento mucho. Es terrible. Besos.
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