El otro día iba en el metro de Madrid, cuando entró un joven a pedir. Desde lejos se le notaba algo extraño en la cara y, cuando le di una moneda, pude comprobar que no tenía dedos en la mano. Me impresionó mucho comprobar que la lepra sigue existiendo, cuando yo pensaba que era una enfermedad de la Edad Media. Es terrible que haya personas todavía que no reciban tratamiento en muchos lugares del mundo. El chico era extranjero, rumano si no me equivoco. Me duele pensar que cada día mueren niños en el mundo por gastroenteritis, por no contar con un suero o un antibiótico que podría fácilmente salvarles la vida. Es muy injusto realmente.
Mientras nosotros presumimos del último modelo de Iphone, el cual, por cierto, se fabrica en países tercermundistas en condiciones laborales pésimas. Y digo yo, que esas empresas que se enriquecen gracias a la mano de obra barata, bien podrían ayudar a mejorar las condiciones sanitarias de esos países. No creo que sea mucho pedir... Seguro que con que todos pusieran un poco de su parte se podrían evitar muchas muertes; pero lo más que hacen es favorecer el aborto, como si pensaran que si los pobres no tienen hijos así se acabará la pobreza. Hay mucho que hacer todavía en los países pobres y hace falta mucho dinero y dedicación. Entretanto, sólo la Iglesia y algunas Ongs. siguen trabajando por ellos.
Triste pero real!!!! un beso
ResponderEliminarDemasiado real, por desgracia. Un beso.
ResponderEliminarPasamos por al lado de las personas sin mirarlas, sin preocuparnos de si están bien o mal. Toda esta gente que duerme en la calle, que está enferma, ¿quién se ocupa de ella? Como tú dices, Cáritas, y poco más. Por lo menos encuentran algo de consuelo. Besos
ResponderEliminarAna
También aquí en España tenemos el cuarto mundo, los pobres entre los ricos. Casi todos los parados españoles están en mejor situación que ellos. Un beso.
ResponderEliminarNo vi el programa, pero no me extraña lo que dices. Un beso.
ResponderEliminarSusana, tienes un gran corazón. Me ha encantado tu entrada. Mira, hace unos años, mi madre que ya ha fallecido, tejía unas vendas larguísimas (creo que de 5 ó 6 metros), con un ganchillo superfinito y un hilo muy especial, que sólo encontraba en algunas tiendas. Las hacía para enviarlas a Manises, si, sí, Manises-Valencia-España... a una leprosería que había allí. No se si seguirá existiendo, pero te estoy hablando de hace 10 o 12 años. Es impresionante. Besos.
ResponderEliminarUff, Susana, me parece tremendo, pero a veces somos indiferentes a esas cosas, tal vez porque pensamos que hay mucho fraude también en esto. Pero está claro que en este caso no lo había.
ResponderEliminarCampanilla. Yo pensaba que esa enfermedad ya no existía...
ResponderEliminarModestino. Modestino. Eso es lo malo, que nunca se sabe quién tiene más necesidad, salvo cuando salta a la vista.
besos.
Ojalá injusticias como éstas no existieran, pero por desgracia así es. La mayoría somos demasiado egoístas y mientras que a nosotros no nos falte... Asco da la sociedad.
ResponderEliminarUn besito
Estas personas que vienen de otros países donde no existía justicia social ya tienen poca solución. Ojalá se pueda evitar en el futuro. Un beso.
ResponderEliminarCampanilla, sigue existiendo. Mi madre hace vendas para cubrir las heridas de los leprosos. Las hace de algodón egipcio, que es un algodón especial de alta calidad y hace que las vendas sean resistentes a los lavados. Además es muy suave.
ResponderEliminarPienso que tienen que ser unas vendas muy especiales, no sólo por el algodón que utilizan, sino también por la dedicación que las mujeres ponen en su elaboración, punto a punto.
¿Conocéis las pastillas para el dolor ajeno?
http://youtu.be/e4eMDXzGa3Y
Nos olvidamos tantas veces de la realidad del mundo... yo si entro en la farmacia, es difícil que no salga con unas pastillicas...
Saludos.
No sé ahora, pero hace unos años había en España todavía leproserías. Lo sé porque una amiga iba en verano a cuidar de ellos, a ésos que nadie quería ver.
ResponderEliminarSinceramente, creo que es más un trabajo de cada uno que de las multinacionales. Si todos aportáramos nuestro granito ( mayor o menor en función de nuestros recursos y nuestro tiempo), el dinero de las empresas sería bienvenido, pero no esencial. Esta sociedad es muy egoísta y de eso, te aseguro, poco tienen que ver las grandes empresas, recurran o no a la explotación infantil.
Ana. Yo también las he comprado a pesar de que no me gusta la menta.
ResponderEliminarZambullida. Todos podemos hacer algo, pero algunos pueden hacer más.
Besos.