La versión inglesa dice: to build castles in Spain. Significa hacer planes grandiosos que no es posible llevar a cabo. Yo de pequeña era muy fantasiosa. Leía mucho y tan pronto quería ser una heroína de novela, como viajar a lugares lejanos o fundar un club al estilo de los Cinco. La vida se encargó de enseñarme que nada de eso era fácil de conseguir. Forma parte del proceso de madurar. Sin embargo, no sé por qué hay gente que no madura nunca. Los ves con sesenta años con su coleta, que parece que se quedaron anclados en los setenta, a veces paseando a los nietos. A mí me dan lástima porque no hay nada peor que no aceptar la realidad.
Es bonito tener sueños pero siempre que sepas que lo son. Porque la manera más segura de no ser nunca feliz es aferrarse a un ideal imposible. Tanto en política, con los comunistas, como en las relaciones personales, hay quien busca siempre algo que no existe, que no es factible. Pero el problema viene cuando toda la sociedad se infantiliza y decide salir a buscar sus sueños. Creo que es lo que está ocurriendo en España y, claro, los sueños no te dan de comer ni te arropan por la noche. Las cosas que se ven más bonitas suelen tener un trasfondo oscuro y, si no lo aceptas como es, seguirás siempre engañándote a ti mismo.
Se trata de un intento de volver a empezar en el mundo de los blogs. Pretende ser de nuevo un diario personal donde volcar reflexiones y compartir experiencias.
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Nubes sobre el Mar
Cuadro pintado por mi hija pequeña
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sábado, 29 de agosto de 2015
jueves, 28 de mayo de 2015
Dar con queso
Se trata de engañar con sutileza. Imaginad que conocéis a una persona que habitualmente miente más que habla, pero no de forma directa sino con medias verdades. Suponed que la conocéis de toda la vida y siempre ha sido así. Que tiene cientos de amigos mientras que tú eres un paria. Y sabes que miente porque le pillas en todas pero no puedes demostrarlo. Y cuando dices algo la gente te mira como diciendo: ya está aquí la envidiosa, y algo de eso hay. Pero el caso es que engaña a todo el mundo y se sale con la suya. Lleva dando con queso más de cincuenta años y resulta muy desesperante. Y yo esperando inútilmente que algún día se sepa.
Hay maestros del engaño, tal vez porque ellos mismos no distinguen muy bien dónde está la verdad o se justifican de mil maneras. Con unas personas pueden ser ángeles, con otras demonios, o ambos alternativamente. Son gente inteligente para poder mantener tanta farsa y que no se note. A mí es gente que me descoloca completamente porque yo soy incapaz de planear, de fingir y pretender ser otra cosa y menos aún, una distinta con cada persona. Va absolutamente en contra de mi manera de ser. Por eso no sé cómo afrontarlo. Así que he optado por hacer como que no me entero. Total, nadie me iba a creer de todas formas.
Hay maestros del engaño, tal vez porque ellos mismos no distinguen muy bien dónde está la verdad o se justifican de mil maneras. Con unas personas pueden ser ángeles, con otras demonios, o ambos alternativamente. Son gente inteligente para poder mantener tanta farsa y que no se note. A mí es gente que me descoloca completamente porque yo soy incapaz de planear, de fingir y pretender ser otra cosa y menos aún, una distinta con cada persona. Va absolutamente en contra de mi manera de ser. Por eso no sé cómo afrontarlo. Así que he optado por hacer como que no me entero. Total, nadie me iba a creer de todas formas.
lunes, 9 de marzo de 2015
Dar gato por liebre
Se refiere a engañar a alguien dándole algo que no es lo que se espera. Creo que la tecnología nos está dando gato por liebre, en el sentido de que nos tienen entretenidos con aplicaciones y programas que se supone que nos facilitan la vida, pero la verdad es que nos la complican. No hay más que ver cuántas personas van por la calle manipulando el móvil o la tablet, incluso cuando pasean con sus hijos. Cada vez hay más adictos; gente que no puede soltar su dispositivo electrónico ni para ir al baño. Luego nos cuentan lo mucho que hemos avanzado tecnológicamente, pero esa tecnología no está mejorando nuestro mundo ni nuestra vida.
Si todos esos cerebros volcados en los móviles, se dedicaran a investigar nuevos combustibles, la solución para el hambre o la cura de enfermedades, sin duda estarían mejor aprovechados. En su lugar, tenemos conexiones a internet cada vez más rápidas para que podamos seguir perdiendo cada vez más tiempo en cosas sin importancia. Empezando por mí misma (mea culpa) y mi familia. Por eso en la casa del pueblo no quiero que haya wifi y procuro que sea un lugar para desintoxicarnos de internet. Me temo que nos han vendido la electrónica como la cura de todos los males y solamente nos está deshumanizando a marchas forzadas.
Si todos esos cerebros volcados en los móviles, se dedicaran a investigar nuevos combustibles, la solución para el hambre o la cura de enfermedades, sin duda estarían mejor aprovechados. En su lugar, tenemos conexiones a internet cada vez más rápidas para que podamos seguir perdiendo cada vez más tiempo en cosas sin importancia. Empezando por mí misma (mea culpa) y mi familia. Por eso en la casa del pueblo no quiero que haya wifi y procuro que sea un lugar para desintoxicarnos de internet. Me temo que nos han vendido la electrónica como la cura de todos los males y solamente nos está deshumanizando a marchas forzadas.
jueves, 11 de diciembre de 2014
A fin de cuentas
Es algo que se dice como comienzo de una frase que contiene una conclusión. A fin de cuentas, quién soy yo para aconsejar a nadie, por ejemplo. Tiene un sentido como de resignación, sobre algo que se ha dado por imposible. Es como si al terminar las cuentas de un negocio ves que no es realmente rentable. Ése viene a ser el sentido. Yo también ando dándole vueltas como sabéis a si seguir con el blog o dejarlo definitivamente. A fin de cuentas, la verdad es que nunca he sabido ni sabré la repercusión real que tiene. Puede que sólo esté aquí desgañitándome virtualmente para cuatro personas, aunque las estadísticas digan lo contrario.
Porque internet es un mundo muy engañoso. Nunca sabes si los datos son reales o dependen de otros factores. No sabes tampoco si las personas con quienes hablan son quien dicen ser. Incluso, cuando recibes un correo, no puedes estar seguro de que no sea un timo. Habitualmente lo son. Así que, aunque el ciberespacio me ha dado muchas satisfacciones, no puedo hacerme ilusiones. Soy muy consciente de que si desaparezco pocos me echarían de menos. Después de todo es lo mismo que me ocurriría en el mundo real, así que no me extraña. Supongo que haciendo cuentas me ha compensado hasta ahora.
Porque internet es un mundo muy engañoso. Nunca sabes si los datos son reales o dependen de otros factores. No sabes tampoco si las personas con quienes hablan son quien dicen ser. Incluso, cuando recibes un correo, no puedes estar seguro de que no sea un timo. Habitualmente lo son. Así que, aunque el ciberespacio me ha dado muchas satisfacciones, no puedo hacerme ilusiones. Soy muy consciente de que si desaparezco pocos me echarían de menos. Después de todo es lo mismo que me ocurriría en el mundo real, así que no me extraña. Supongo que haciendo cuentas me ha compensado hasta ahora.
lunes, 11 de febrero de 2013
Manipulación
Desde muy pequeña tengo un don que más bien es una maldición. Siendo una incorregible despistada en la vida cotidiana, sin embargo soy capaz de ver el entramado que mueve a las personas, el hilo que las conduce, incluso a veces las intenciones que ellos mismos no saben que tienen todavía. Siendo así, también se me da muy bien juzgar las situaciones y no suelo equivocarme. Como digo siempre, el tiempo tiene la mala costumbre de darme la razón. No es que sea pesimista por naturaleza, es que sé que hay mucha gente que no actúa abiertamente sino que ocultan sus intenciones finales y generalmente se salen con la suya.
Ocurre mucho esto en la comunicación humana, tanto en los medios informativos como en las relaciones por internet. Mucha gente va con buenas intenciones, pero otros muchos dan a entender algo distinto de lo que realmente quieren, y siempre encuentran a alguien dispuesto a dejarse engañar. La sociología, por otra parte, es una ciencia en voga. Los partidos políticos, las empresas y todos los grupos sociales tienen gabinetes que se dedican a estudiar las reacciones de las personas y lanzar consignas para ganarse su simpatía. No importaría si lo hicieran de un modo claro y directo. Pero lo hacen con subterfugios, porque saben que así captan a más gente.
Así que, la manipulación de las personas y de la opinión pública en general se ha convertido en toda una ciencia que actúa continuamente en nuestras vidas. El sentido de este blog a contra corriente está precisamente en intentar contrarrestar el efecto de esas acciones, de este bombardeo que sufrimos cada día y que sólo algunos somos capaces de detectar. Me gustaría creer que todo el mundo es bueno, que las cosas pasan por casualidad y que todos sabemos lo que pasa, lo que queremos y con quién tratamos. Pero sé que no es cierto. Por eso no puedo quedarme callada, aún sabiendo que puedo ganarme la antipatía incluso de los que me apoyan por decir siempre lo que pienso.
Ocurre mucho esto en la comunicación humana, tanto en los medios informativos como en las relaciones por internet. Mucha gente va con buenas intenciones, pero otros muchos dan a entender algo distinto de lo que realmente quieren, y siempre encuentran a alguien dispuesto a dejarse engañar. La sociología, por otra parte, es una ciencia en voga. Los partidos políticos, las empresas y todos los grupos sociales tienen gabinetes que se dedican a estudiar las reacciones de las personas y lanzar consignas para ganarse su simpatía. No importaría si lo hicieran de un modo claro y directo. Pero lo hacen con subterfugios, porque saben que así captan a más gente.
Así que, la manipulación de las personas y de la opinión pública en general se ha convertido en toda una ciencia que actúa continuamente en nuestras vidas. El sentido de este blog a contra corriente está precisamente en intentar contrarrestar el efecto de esas acciones, de este bombardeo que sufrimos cada día y que sólo algunos somos capaces de detectar. Me gustaría creer que todo el mundo es bueno, que las cosas pasan por casualidad y que todos sabemos lo que pasa, lo que queremos y con quién tratamos. Pero sé que no es cierto. Por eso no puedo quedarme callada, aún sabiendo que puedo ganarme la antipatía incluso de los que me apoyan por decir siempre lo que pienso.
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