Cerca ya del medio siglo de existencia te das cuenta de que hay sucesos que son inevitables. No sólo la enfermedad y la muerte, sino multitud de pequeños sucesos cotidianos. Por ejemplo en todos los grupos de personas se repiten los mismos elementos: el arrogante, el eterno insatisfecho, el envidioso, el trepa... Esto vale para hombres y mujeres con pequeñas diferencias. Por eso, cuando mis hijos se quejan de alguien, yo siempre les digo que se vayan acostumbrando. En todos los trabajos existen todos esos elementos repetidos varias veces en cada departamento y cada sección. Y en todos los eventos sociales. Hay que intentar lidiar con ellos lo mejor posible.
Son cosas de la vida, como la chica a la que le atrae el chico menos indicado. O el que se enamora de alguien que no le corresponde, o la suegra que tiene celos de la nuera, o los cuñados que rivalizan entre ellos... Pequeñas cuestiones que, sin embargo, te pueden amargar la vida y a veces te hacen sufrir mucho mas de lo necesario. Pero que sólo se aprenden cuando adquieres la madurez suficiente, que solo consigues con el tiempo y la experiencia. Así que llega un momento en que te das cuenta de la cantidad de sufrimiento que podrías haberte ahorrado pero ya es tarde para encarar los problemas de otra manera. Todos pasamos por lo mismo.
Es que es ese sufrimiento el que nos enseña. No se puede pasar de una situación que no conoces. Es sólo cuando ya lo has vivido cuando aprendes a relativizar. Un besote.
ResponderEliminarPero resulta duro cuando ves sufrir a tus seres queridos. un beso.
EliminarDicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero yo creo que hay cosas que sí podemos ahorrarnos escuchando a otros...
ResponderEliminarAsí debería ser pero no funciona. Un beso.
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