Se dice de la gente que no sabe estar sola pero luego anda todo el día discutiendo. Se suele referir especialmente a las parejas. Parece mentira pero hay algunos matrimonios que parecen totalmente incompatibles y sin embargo duran bastante. Resulta que les gusta eso de contestarse mal y reñir por cualquier tontería, para luego poder tener gloriosas reconciliaciones. Yo conocí una pareja así, aunque luego acabaron de muy mala manera, y no me extraña. Yo soy todo lo contrario, una persona que amo la paz y la tranquilidad. No la tuve con mis hermanos en casa de mis padres y ahora me temo que tampoco la disfruto mucho con mis hijos.
Pero con mi marido sí. Creo que él tiene la misma necesidad de disfrutar un ambiente relajado y tranquilo. Además los dos hemos tenido ya ocasiones sobradas de comprobar que la vida es demasiado corta para pasarla pleiteando. Así que de algún modo nos hemos propuesto aprovechar cada momento. Lástima que alrededor no se den las condiciones idóneas. Es poner el telediario, por ejemplo, y perder toda la relajación. Nuestro remanso de paz interior es un oasis en el desierto. Nos ha costado mucho conseguirlo y yo ya no lo cambio por nada. Que otros busquen emociones fuertes en la vida diaria. Yo elijo contigo.
Yo también prefiero estar tranquilita. Andar todo el día discutiendo me agota. Un besote.
ResponderEliminarNo me merece la pena. Un beso.
EliminarEs verdad, hay parejas que no saben vivir sin discutir y eso tarde o temprano, acaba por deteriorar la relación hasta que se acaba odiándose uno a otro.
ResponderEliminarUn fuerte abarazo
Es cierto. Un beso.
EliminarPues sí: la vida se pasa muy rápida para pasarla de pleito. Un remanso de paz no se cambia por nada.
ResponderEliminarPero con mis hijos sí que tengo que discutir. Un beso.
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