Estoy leyendo una novela de Carmen Posadas que se llama La cinta roja. Trata sobre la vida de una mujer en plena revolución francesa. Me gusta mucho y la recomiendo. Pero no es de la novela de lo que quiero hablar sino de la Revolución francesa. Al leer sobre ella en los libros de texto se presenta como un triunfo de la libertad frente a la monarquía absolutista y se menciona brevemente el Terror, pero no se suele decir que al menos un millón de franceses perdieron la vida en aquella orgía de sangre en la que se acabó convirtiendo el bello sueño de la libertad, igualdad y fraternidad. Creo que es importante no olvidarlo nunca.
Lo mismo ha sucedido con todas las revoluciones que han venido después a su estela. La revolución francesa inspiró al marxismo y le dió alas. Sus muertos se cuentan en millones. Una figura célebre a menudo elogiada como es el Ché Guevara se dice que mató personalmente a más de mil personas. Detrás de bonitos gestos y palabras a menudo se ocultan crímenes horrendos, que no se justifican más porque hayan tenido en principio una buena finalidad. Por eso, me horroriza cuando oigo decir en España últimamente cada vez más que la culpa es siempre de los mismos, que hay quien se beneficia de la crisis y que son "los de siempre".
Así empezaron todas las revoluciones, buscando culpables. Y no dudo de que haya personas que sacan ventaja de las miserias ajenas, pero no se puede señalar a un colectivo por la actitud de unos pocos. Los culpables, ya se sabe, siempre son los ricos, los políticos y la Iglesia, no siempre por ese orden. Los ricos, en buena parte por envidia, los políticos porque dan la cara, y la Iglesia porque no se defiende y así es un blanco fácil. He leído hace poco en internet verdaderas barbaridades a costa de estos grupos y lo que pensaban hacer con ellos. No dejemos que el fanatismo de las masas vuelva a ensuciar esta página de la historia.
ResponderEliminarEstupendo post, Susana, estoy completamente de acuerdo contigo.
El mundo se ha hecho a base de guerras, a costa de millones de muertos, aunque al final sólo se recuerden las victorias y el acuerdo que en ellas quedó para la posteridad. Pero en la memoria, perdimos en el camino el recuerdo de los que lo hicieron posible con sus vidas.
Esperemos que la madurez de un país sepa ver el riesgo que se corre.
Besos.
Al menos espero que en España hayamos aprendido la lección de que la guerra no compensa. Un beso.
EliminarSusana, la historia la cuentan los "ganadores" y claro se hacen un traje a su medida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz finde :)
O en algunos casos la acaban reescribiendo los perdedores. El caso es no tener nunca una versión fiable. Un beso.
EliminarQue no se olviden la sangre ni los muertos. Así sucede con las revoluciones. No son reformas, no es "evolución", aunque a veces la impliquen; por eso son revoluciones. A veces, hacen falta.
ResponderEliminarGracias por aclarar los conceptos. Un beso.
EliminarComo siempre, de acuerdo contigo...
ResponderEliminarAna
Culpar a otros es lo más fácil que existe. Un beso.
EliminarLas revoluciones siempre traen muerte y destrucción, pero depende de quien la cuente. Eso es lo triste.
ResponderEliminarbesazo
Nadie gana en una guerra. Un beso.
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