Estando en un centro comercial me acordaba de que, cuando mis tres hijos eran pequeños, solíamos ir en rebajas a hacer las compras de toda la temporada de verano. De modo que en un sólo día salíamos con un carro cargado de ropa, pijamas, zapatillas, bañadores y todo lo que les pudiera hacer falta en el verano. Porque por entonces de un año para otro todos habían cambiado de talla y de número de calzado. A mis hijos les hacía mucha ilusión ese día de compras a lo grande. Al llegar a casa organizaban un desfile de modelo donde, incluso el niño, se probaban toda la ropa que habíamos comprado, con comentarios incluidos.
Era una pequeña tradición que mantuvimos durante tres o cuatro años. Uno de esos recuerdos que se te quedan grabados. Para ellos era como otro día de Reyes y para nosotros un gran gasto pero también una forma cómoda de organizar las compras. Ahora es todo más complicado. A las chicas les cuesta un montón elegir ropa y zapatos y el chico se pasa todo el año con los mismos pantalones y zapatillas. Todavía vamos de vez en cuando a un centro comercial con ellas pero ya no elegimos nosotros naturalmente, sino que sólo somos testigos con voto. Los tiempos cambian y las costumbres, pero los recuerdos permanecen.
Los recuerdos en familia son todos buenos, incluso sí son en un centro comercial.
ResponderEliminarIncluso, sí. Un beso.
EliminarComparto con alegre nostalgia tus recuerdos de tardes de sábado yendo a comprar a las rebajas, entonces era muy divertido, hoy esos tutes ¡ni loca!
ResponderEliminarUn besote, maja y gracias
Asun
¿Verdad?. Yo tampoco repetiría ahora. Un beso.
EliminarBonito recuerdo familiar Susana! Es lo que te comentaba anteriormente, los tiempos cambian, pero el cariño de nuestros seres queridos (aunque ya no vivamos todos bajo el mismo techo) siempre permanece. Feliz jueves para ti.
ResponderEliminarSólo por la ilusión que les hacía merecía la pena el gasto. Un beso.
EliminarYo siempre lo hacía así también Susana, cada cambio de temporada íbamos siempre a la misma tienda, y lo compraba todo de golpe con tanta ilusión. Salía de casa con mi lista, 5 pantalones, 5 camisetas...buscando que combinaran, colores vivos, estampados, me encantaba vestirla. A ella todo le parecía bien porque de pequeña nunca fue presumida, así que era mi muñeca. Se acabó, escoge ella shorts demasiado cortos, camisetas con demasiado escote, bambas horrorosas...lo único que me queda es el derecho de veto, lo que es no, es no.
ResponderEliminarBesitos
Yo sigo ejerciendo el derecho de veto pero ya no puedo comprarles la ropa. Dejé de hacerlo cuando empezaron a cambiar todo lo que traía. Un beso.
EliminarLindos recuerdos! Ciertamente las cosas cambian!
ResponderEliminarun abraxo!
Estuvo bonito mientras duró. Un beso.
EliminarQué lindo. A mí no me importaba lo de la ropa, pero me hacía muchísima ilusión el día de comprar los artículos para el nuevo ciclo escolar; me compraban todo nuevo aunque tuviera cosas útiles del ciclo anterior, y yo me sentía soñada :)
ResponderEliminarLo de comprar material también está muy bien. A los míos se lo daban en el colegio. Un beso.
EliminarEs que se van haciendo mayores y se compran ellos la ropa, pero como tu dices los recuerdos permanecen. :D
ResponderEliminarBesazo
Y es bueno que se hagan mayores. Un beso.
Eliminar¡Qué bueno lo del chico con sus pantalones y zapatillas! Pensándolo bien, es un ahorro. :)
ResponderEliminarDesde luego amortiza la ropa... Un beso.
EliminarTe noto muy nostálgica. Quizás es que estas notando que tus hijos se están yendo de tu lado. Son etapas que todos hemos vivido y aunque nos entristezca es ley de vida. Ana
ResponderEliminarRealmente estuvimos muy unidos los cinco. Un beso.
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