A veces me avergüenza un poco pensar que, a pesar de ser ama de casa mi oficio esencial, no le presto tanta atención como debería. Digamos que me conformo con que la casa no se vea sucia y limpio "lo que ve la suegra". Puedo poner como excusa que la mayoría de los días no estoy en condiciones físicas para hacer una limpieza a fondo, pero tampoco tengo ganas. La compra la hago una vez por semana y me la traen a casa, aunque es habitual que me falte algo y tenga que volver. La ropa procuro lavarla después de varios usos, por razones de ecología aparte de por la comodidad, por ahorrar agua y energía.
La comida. Aunque teóricamente sé hacer cosas complicadas lo cierto es que tomamos comidas muy sencillas. En parte porque no aguanto mucho tiempo de pie (me duelen las piernas), en parte porque las comidas elaboradas me suelen sentar mal. Así que yo suelo terminar la comida en poco más de media hora. Pongo la lavadora tres veces por semana. Limpio lo imprescindible. Y me queda tiempo de sobra para escribir en internet e ir a clase de inglés y taichi. La verdad es que creo que la gran ventaja de ser ama de casa es precisamente poder administrar tu tiempo, y si ocupas todo el día en limpiar y cocinar, realmente no compensa.
Hay que ver cómo alimentan las polémicas al blog, lo que demuestra que la gente necesita emociones fuertes porque les faltan en sus vidas. Es una pena pero yo le saco provecho.
ResponderEliminarMientras la casa esté habitable :)
ResponderEliminarEstá decente, pero es imposible mantener el orden con tres hijos mayores.:) Un beso.
EliminarNo hay que obsesionarse con la casa. Además cuando todos son mayores, todos tienen que colaborar.
ResponderEliminarBesazo
Tienes razón pero no veas lo que me cuesta.:) Un beso.
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