Estaba pensando en que este verano sólo me he bañado dos veces, una en el mar y otra en la piscina. En el mar porque estaba muy revuelto y me daba miedo, en la piscina porque no ha habido ocasión. Y no es que tenga importancia si no fuera porque me comparo con mis padres, que estuvieron bañándose en Galicia casi hasta los ochenta años; y me pregunto si es normal o si soy una vieja prematura. También es verdad que nunca he sido tan fuerte y animosa como ellos. Me tocaron los genes flojuchos, pero en todo caso pienso que cuando llegue a esa edad, si llego, estaré hecha una piltrafa, y mi marido también.
Seremos candidatos perfectos para la eutanasia, que, si Dios no lo remedia, ya será oficial y generalizada por entonces. Recuerdo que cuando era jovencita no había quien me sacara del agua del mar y no había ola que me asustara. Ahora prefiero verlo a distancia y desde la sombra a ser posible con un vaso de refresco en la mano. Además creo que la sal o la arena, no sé, me dan alergia y me pica todo, de manera que cuando nuestros hijos no vengan con nosotros probablemente no volvamos a bajar a la playa. Quién me ha visto y quién me ve. Pero supongo que hay que aceptar los cambios que te trae la vida. Es lo más sensato y tampoco queda otra opción.
Bueno, pues al menos porque no se pierde nada, podías imaginarte tener ochenta años y estar mejor que en esta escena que pintas :)
ResponderEliminarYo he llegad a pasar años, sin piscina ni mar, así que dos veces es mucho o poco, según con qué se compare ;D
Bueno, por imaginar que no quede, pero es complicado porque mis dolencias son crónicas. Un beso.
EliminarDos veces he ido yo este verano a la playa, y encantada, porque como no me gusta...
ResponderEliminarA mí tampoco mucho, pero es que me comparo con mis padres. Un beso.
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